La llegada de los nuevos tiempos no es algo sencillo, es una parada de autobús, pero sin los cuatro pesos necesarios para abordarlo. Nunca había sido tan complicado vivir, vivir en un espacio alejado, ausente, callado y al mismo tiempo gritando desnudo, creo que ahora ya no puedo dejar de ser lo que siempre he sido, una serpiente con flores, un jabalí en un lago con peces azules, una mancha en la mirada de mi abuela.
Ya no quiero sentir esto, el miedo a perder, a claudicar, escribo estas líneas esperando que no sean leídas aunque sea una contradicción, dicen que el poeta debe ser un extremo de la vida, o sufrir o gozar, pero al límite, al borde, a los tibios no los quiere ni Dios.
Además a quién demonios le importa, si este diálogo es unipersonal, es único, y al mismo tiempo público y gratuito.
Gracias a Dios, nadie puede decir que tiene la mirada perfecta o la palabra adecuada, es un hábito maldito, esto de escribir para que alguien diga, ¡Mira, si no escribe tan mal!, si tantos años de experiencia literaria le han servido para algo, si tiene tantos conocidos que son grandes escritores, ¿pero por qué no se le pegará algo?, si hasta ha asistido a encuentros de poetas, de escritores, de promotores, si él dice que es escritor, por qué no mejor no escribe y se deja de decir pendejadas, si los poetas son una luz para la humanidad, pues parece que a este le cortaron la luz.
En fin, esta es una pequeña aportación, pero por lo pronto, si esto de escribir es para, filólogos, arqueólogos, antropólogos, escritorologos, poetologos, lectorologos y todos los ologos del mundo, pues que gire la rueda, vamos a ver de que olologo salen más correas.